No es lo mismo tratar una erosión superficial producida en el caparazón de una tortuga al roerla un perro o un roedor que los extensos o profundos desgarros que pueda producir una hazada, un tractor o cualquier otro trauma por aplastamiento. Al contrario de lo que la gente cree, la mayoría de las tortugas ( el 85%) sobreviven con algún que otro defecto externo. Obviamente depende de la profundidad, órganos afectados y la cantidad de caparazón dañado o hundido. Siempre hay que hacer una radiografía para valorar pulmón y contenidos abdominales, teniendo buen pronóstico al no tener ellos diafragma ni presión negativa, pudiendo siempre quedar un pulmón retraido o cicatricial y funcional el contralateral. Lo importante es extraer los fragmentos alojados en el interior, desinfectar, limpiar y aproximar los bordes lo máximo posible para una mejor y más rápida cicatrización; para ello debemos recurrir a cerclajes metálicos o a la utilización de resinas, un tratamiento antibiótico prudencial ( 7-15 días) para gram negativos y un control de las condiciones ambientales ( temperatura 28 a 30º) para favorecer la cicatrización e inmunidad.




Fracturas de caparazón en tortugas: Qué podemos hacer
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