Antidepresivos

Se acepta en general que la depresión está relacionada con la reducción de la trasmisión del impulso nervioso en zonas específicas del SNC, reducción motivada por un déficit de neurotransmisores en la sinapsis.

Pero, sin abandonar esta hipótesis fundamental, se ha discutido e investigado mucho si el neurotransmisor deficitario es la serotonina o la noradrenalina. Hasta el momento no hay una teoría coherente que relacione cuadros clínicos específicos de depresión con un tipo determinado de mediador químico del impulso nervioso.

El desarrollo de medicamentos específicos para un tipo de neurotransmisor (ejemplo: los inhibidores selectivos de recaptación de serotonina) no han clarificado el problema ya que, como veremos más adelante, no hay diferencia significativa en los resultados respecto a los antidepresivos no específicos o a los que actúan preferentemente sobre otro tipo de neurotrasmisor.

Es probable que la depresión sea una manifestación común de distintas alteraciones neurobioquímicas donde subyace un déficit de uno u otro neurotrasmisor, de una combinación de ellos, y muy posiblemente de otros factores no identificados.

Tipos de antidepresivos

Todos los antidepresivos actúan aumentando la concentración de aminas neurotrasmisoras en la sinapsis.

Una vez producido el impulso nervioso, el 95% de aminas liberadas son vueltas a recaptar por la neurona presináptica en preparación del siguiente impulso. El 5% no recaptado es destruido por el enzima mono-amino-oxidasa (MAO). Las pérdidas de neurotrasmisores son repuestas a partir de precursores metabólicos.

Hay por consiguiente tres posibilidades de aumentar la concentración sináptica de mediadores de la trasmisión:

1.- Inhibir su recaptación por la neurona presináptica.

Este es el mecanismo de acción de los antidepresivos tricíclicos y afines, que son el tratamiento de elección en la actualidad.

2.- Impedir su destrucción por la MAO.

Los inhibidores de la mono-amina-oxidasa (MAO) se usan sobre todo en casos resistentes a los medicamentos anteriores y en las denominadas depresiones atípicas.

3.- Administrar precursores de aminas neurotrasmisoras.

Estos precursores deben ser capaces de atravesar la barrera hematorraquídea. Sólo se ha conseguido eficacia antidepresiva con precursores de serotonina. Se ha usado el L-triptófano y en España está disponible el 5-hidroxitriptofano.

El papel de los precursores de serotonina en el tratamiento de la depresión no está bien establecido. Se suelen considerar como fármacos a ensayar en cuadros refractarios, usualmente combinados con la medicación convencional.

Inhibidores no selectivos de la recaptación de monoaminas (Antidepresivos tricíclicos y afines)

Antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).

Los medicamentos de este grupo se suelen subdividir en tricíclicos, heterocíclicos e inhibidores específicos de la recaptación de serotonina.

Los antidepresivos tricíclicos son los fármacos clásicos del grupo. Se denominan así porque la molécula está formada por tres anillos carbonados.

Posteriormente fueron apareciendo medicamentos a los que no es aplicable tal calificativo porque están constituidos por cuatro ciclos, dos, uno, o bien carecen de estructura cíclica. Se suelen denominar, con notoria impropiedad química, heterocíclicos o antidepresivos de segunda generación. Incluiremos aquí, a efectos de discusión, el alprazolam (ver grupo N05BA), una benzodiazepina con efectos antidepresivos equivalentes a los de los fármacos clasificados propiamente como tales.

Los inhibidores selectivos de recaptación de serotonina son un grupo disgregado del anterior, que ha adquirido entidad propia por tener propiedades farmacológicas uniformes y por la aceptación entre los prescriptores.

La clasificación es bastante artificial, y no sólo por el hecho de mezclar criterios de estructura química y de acción farmacológica. El grupo es más homogéneo de lo que la subdivisión anterior pudiera dar a entender. Todos los medicamentos actúan por inhibición de la recaptación de neurotrasmisores. Bloquean la recaptación de noradrenalina, serotonina o más raramente dopamina. La inhibición puede ser general o selectiva hacia un determinado tipo de neurotrasmisor.

Las diferencias en selectividad hacia los trasmisores no se traducen en diferencias de eficacia terapéutica. Todos los fármacos del grupo tienen aproximadamente la misma eficacia y el mismo tiempo de latencia antes de manifestarse la acción. Hay enfermos que responden mejor a unos que a otros, pero hasta el momento no se han podido correlacionar subtipos de depresión con tratamientos específicos. La metodología de tratamiento es ensayar sucesivamente medicamentos hasta obtener resultados satisfactorios.

En cambio hay diferencias en el perfil de efectos secundarios, y este es el principal criterio de selección. Es importante tener en cuenta que sólo una parte de los efectos indeseables de los antidepresivos tricíclicos están relacionados con la inhibición de la recaptación de neurotrasmisores. Hay también efectos que se deben al bloqueo de receptores de otros tipos de mediadores bioquímicos (acetilcolina, histamina, etc.), y estos efectos son perfectamente separables de la acción farmacológica principal. En el cuadro I se desarrolla este concepto.

Cuadro I. Principales efectos secundarios de los antidepresivos triciclicos y afines

Relacionados con la acción antidepresiva
Por inhibición de la recaptación de noradrenalina

–       Taquicardia

–       Temblor

–       Ansiedad/agitación

Por inhibición de la recaptación de serotonina

–       Náuseas

No relacionados con la accion antidepresiva
Por bloqueo de receptores de acetilcolina

–       Efectos anticolinérgicos (Sequedad de boca, estreñimiento, retención urinaria…)

Por bloqueo de receptores de histamina

–       Sedación/somnolencia

Por bloqueo de receptores a1-adrenérgicos

–       Hipotensión ortostática

Los antidepresivos tricíclicos “clásicos” presentan toda la panoplia de efectos indeseables descritos en el Cuadro I (en menor o mayor medida, según el fármaco de que se trate). Los antidepresivos heterocíclicos y los inhibidores de la recaptación de serotonina no tienen acción sobre receptores anticolinérgicos. La acción sobre otros receptores no involucrados en la depresión va de intensa a nula, según el medicamento. Por consiguiente no producen efectos anticolinérgicos y la incidencia e intensidad de la sedación o de la hipotensión ortostática son variables. En cambio presentan efectos que no se ven con la medicación clásica, a veces graves, pero siempre con incidencia muy baja. En el Cuadro II se detallan los antidepresivos principales del grupo y sus efectos adversos. La incidencia de sedación se correlaciona bastante bien con la de hipotensión ortostática (salvo en el caso del alprazolam) y se han refundido en la misma columna.

Los efectos no deseables derivados de la inhibición de la recaptación de neurotrasmisores tienen que aceptarse como acompañantes inevitables de la acción farmacológica. Así la inhibición de la recaptación de serotonina suele producir una incidencia relativamente alta de náuseas y vómitos. Sin embargo es un efecto más benigno que las consecuencias de la inhibición de la noradrenalina, a las que se atribuye la toxicidad cardíaca en los cuadros fatales de sobredosis. La posibilidad de ingestión masiva con fines de suicidio debe siempre tenerse presente al evaluar la seguridad de los antidepresivos.

Cuadro II. Propiedades farmacológicas de los antidepresivos

Medicamento Acción sedante
o hipotension
Efectos anti-colinergicos Otros efectos
adversos
TRICICLICOS
Amitriptilina
Clomipramina
Doxepina
Imipramina
Lofepramina
Nortriptilina
Trimipramina
+++
+
+++
++
+
+
+++
+++
++
++
++
+
+
+++
Temblor. Trastornos del ritmo y la conducción cardíaca. Por lo general peligrosos en sobredosis.
HETEROCICLICOS
Alprazolam
+++ Acción sedante por ser una benzodiazepina, pero no produce hipotensión ortostática. Riesgo de dependencia a benzodiazepinas.
Amoxapina ++ ++ Tiene acción antidopaminérgica: raramente galactorrea, reacciones extrapiramidales o disquinesia tardía.
Maprotilina ++ ++ Raramente convulsiones o erupciones cutáneas. Peligrosa en sobredosis.
Mianserina
Mirtazapina
+++
+++

Discrasias sanguíneas (raramente neutropenia). Relativamente seguras en sobredosis.
Trazodona

Nefazodona

+++/+ Priapismo muy raro (en especial, con nefazodona). Relativamente seguras en sobredosis.
Venlafaxina + + Náuseas. Puede producir hipertensión. Relativamente segura en sobredosis.
Viloxazina

Reboxetina

+ + Náuseas, vómitos y molestias gastrointestinales frecuentes. Relativamente seguras en sobredosis.
INHIBIDORES SELECTIVOS DE
RECAPTACION DE
SEROTONINA (ISRS)

Citalopram
Fluoxetina
Fluvoxamina
Paroxetina
Sertralina
Venlafaxina








Frecuentemente nauseas, cefaleas o insomnio. Relativamente seguros en sobredosis.

Como puede comprobarse del cuadro II, los inhibidores selectivos de recaptación de serotonina apenas tienen otros efectos adversos que las náuseas inherentes a su mecanismo de acción. Son también relativamente seguros en casos de sobredosificación. Esta es la razón de su actual popularidad.

Sin embargo los antidepresivos tradicionales siguen siendo una alternativa válida y los efectos secundarios no son en general insoportables. La sedación es un efecto secundario relativo: en enfermos excitados o con insomnio puede ser interesante elegir un medicamento de alto poder sedante, mientras que en inhibidos o retraídos conviene que la medicación tenga la mínima acción depresora central posible.

La acción anticolinérgica es siempre indeseable, pero hay grandes diferencias de susceptibilidad individual y es frecuente el acostumbramiento al continuar el tratamiento. La hipotensión ortostática puede ser un problema importante en ancianos y deben evitarse en lo posible los medicamentos que la produzcan.

Tratamientos alternativos

Con cualquiera de los medicamentos citados, hay que esperar entre un 9% y un 40% de respuesta inadecuada. Antes de dictaminar un fracaso terapéutico es importante repasar las causas corregibles de respuesta insatisfactoria, especialmente:

1)  Tiempo desde comienzo del tratamiento. Casi todos los antidepresivos tardan de 2 a 3 semanas en hacer efecto.

2) Cumplimiento de las instrucciones sobre medicación por parte del enfermo o sus familiares. Si no toma el medicamento por razones psicológicas, culturales, etc., será poco útil cambiar. Si las razones de no cumplimiento son los efectos secundarios, el cambio de medicamento puede solucionar el problema.

3) Dosificación adecuada. Existe una gran variabilidad en la respuesta a cada antidepresivo. Los niveles sanguíneos a una dosis determinada pueden variar hasta por un factor de 30. Parece claro que los niveles sanguíneos se correlacionan con el efecto, pero no se han podido aún establecer reglas aplicables a la práctica clínica corriente. En general debe recurrirse al ajuste individual tomando como criterios limitativos la aparición de la respuesta o de efectos secundarios intolerables. Las dosis deben elevarse escalonadamente, esperando una o dos semanas antes de evaluar el efecto de cada nivel de dosificación.

4) El diagnóstico es correcto. Hay subtipos de depresión que responden mal a los antidepresivos tricíclicos y requieren otra medicación. Tal es el caso de la depresión atípica (es mejor usar IMAO) o las depresiones psicóticas (usar una combinación antidepresivo/antipsicótico, o ensayar la amoxapina).

Una vez establecido que la medicación es ineficaz, hay que ensayar un tratamiento alternativo. No parece existir ningún criterio específico sobre este aspecto. Hay quien recomienda pasar a un antidepresivo heterocíclico si se estaba usando un tricíclico, y viceversa, pero dada la variabilidad de propiedades dentro de ambos grupos, posiblemente sea igual de eficaz seguir el criterio de menor incidencia de efectos adversos.

Si se estima que existe una falta general de respuesta a este grupo terapéutico pueden ensayarse IMAO o 5-hidroxitriptofano. Un medicamento potencialmente útil en casos refractarios es la carbamazepina (ver grupo N03AF).

Otra alternativa son los tratamientos combinados. No se aconseja asociar dos tricíclicos (o tricíclico + heterocíclico) en caso de falta de respuesta a uno solo. Añadir un IMAO a un tratamiento con tricíclicos (procurar no invertir el orden) estuvo en tiempos contraindicado, pero hoy se acepta que es una combinación manejable y que puede resolver cuadros resistentes a terapia monofármaco. Es un tratamiento que debería reservarse a unidades especializadas, por el potencial de interacciones.

Existe bastante evidencia de que la adición de litio (manteniendo niveles plasmáticos de 0,5-0,8 mmol/l) puede mejorar en unas tres semanas al 50-60% de los pacientes que no responden a antidepresivos tricíclicos y afines. Otra posibilidad algo más controvertida es añadir al tricíclico una dosis diaria de 20-40 mcg de liotironina (ver grupo H03AA). También se usa a veces la buspirona (ver grupo N05BE).

Tratamientos de mantenimiento y profilacticos

Una vez resuelto el episodio agudo, el tratamiento se mantiene durante seis meses (algunas veces se prolonga hasta un año). Se suele recomendar usar la misma dosis que resolvió la fase aguda, pero muchos clínicos la reducen. Transcurrido el período de mantenimiento, el tratamiento se suspende reduciendo la dosis progresivamente en una semana.

En casos recurrentes, debe considerarse un régimen profiláctico. Hay todavía muchas incertidumbres en la profilaxis de la depresión. No se sabe si unos medicamentos son más eficaces que otros, la dosis óptima o la duración adecuada. Por el momento son aplicables las siguientes reglas:

–  Son candidatos a profilaxis los pacientes que hayan tenido más de un episodio de depresión severa, o que hayan sufrido varios episodios depresivos en los últimos cinco años.

–   Usar preferentemente un medicamento que haya mostrado ser eficaz y bien tolerado en el paciente. La dosis debería ser la más próxima posible a la terapéutica que no produzca efectos secundarios molestos.

–    Por los datos actuales, un régimen profiláctico correcto no pierde eficacia durante dos años o más de tratamiento continuado.

Tabla III. Usos de los antidepresivos

Indicación Antidepresivo Comentarios
Primera elección en general Tricíclicos: nortriptilina, lofepramina
ISRS
La nortriptilina y la lofepramina se consideran los más seguros de los tricíclicos. Los inhibidores de recaptación de serotonina tienen ahora mucha aceptación, sobre todo en tratamiento de ancianos.
Depresión con agitación, insomnio o ansiedad marcadas Doxepina Tiene la reputación de ser el más sedante de todos los antidepresivos.
Distimia ISRS

Tricíclicos

IMAO

La distimia ees una alteración depresiva de carácter crónico aunque de menor intensidad que la depresión mayor. La eficacia de los diferentes tipos de antidepresivos en  esta indicación es muy semejante, aunque estadísticamente el porcentaje de pacientes respondedores es algo más alto con los IMAO y ISRS, que con los tricíclicos. Además, estos últimos son peor tolerados que los anteriores.
Depresión asociada a enfermedades orgánicas Tricíclicos

ISRS

Se estima que el 25% de los pacientes con depresión asociada a cáncer, diabetes, esclerosis, infarto, responden de forma completa al tratamiento con antidepresivos. En general, los tricíclicos producen resultados algo mejores, pero también más efectos adversos.
Cuadros marcados de fobias u obsesión (neurosis obsesivo-compulsivas) Tricíclicos: clomipramina
ISRS
La clomipramina y los inhibidores de recaptación de serotonina tienen porcentajes parecidos de eficacia, pero hay diferencias individuales de respuesta y pueden ensayarse sucesivamente en caso de fracaso. Por lo general los índices de eficacia son inferiores a los obtenidos en depresión. Pueden tardar 10 o 12 semanas en hacer efecto.
Cuadros concurrentes de enfermedad cardíaca Mianserina
Alprazolam
ISRS
Mejor evitar totalmente los antidepresivos, si fuese posible.
Antecedentes de enfermedad convulsiva Trazodona/Nefazodona
Viloxacina/Reboxetina
Evitar especialmente maprotilina a dosis altas.
Hipertensión severa Como enfermedad cardíaca La mayoría de los antihipertensivos usuales (diuréticos, beta-bloqueantes, antagonistas de calcio, etc.) no interaccionan con los antidepresivos. Sólo hay que tener cuidado en la selección del antidepresivo en pacientes bajo tratamiento con derivados de la guanetidina o con clonidina.
Obesidad ISRS
Trazodona
La mayor parte de los antidepresivos pueden producir aumento de peso. Cuando esto es un problema, los de menor incidencia son los de la columna precedente.
Tratamiento de enuresis nocturna Tricíclicos Es el más experimentado es la imipramina, aunque otros tricíclicos pueden ser eficaces, como es el caso de amitriptilina, clomipramina, viloxazina y desipramina, pero no la mianserina. Su eficacia es equiprable a la de la desmopresina, pero producen más efectos adversos que ésta. La respuesta terapéutica finaliza con el tratamiento y a largo plazo no se conoce bien cómo evoluciona. Evitar el tratamiento en menores de 6 años.

SUPRESIÓN DEL TRATAMIENTO CON ANTIDEPRESIVOS

La supresión radical del tratamiento con fármacos antidepresivos puede conducir a la aparición de una serie de efectos adversos potencialmente graves. Este fenómeno, que ya tiene importantes implicaciones en el tratamiento de la depresión, se ve realzado por el hecho de la creciente prescripción de antidepresivos para cuadros no depresivos (trastornos obsesivo-compulsivos, crisis de angustia – ataques de pánico-, etc).

La incidencia de este tipo de efectos varía notablemente, aunque son más comunes e intensos tras períodos prolongados de tratamiento. Como ejemplo de esto, un estudio doblemente ciego ha encontrado que dos semanas después de suspender un tratamiento de 12 semanas con paroxetina, se produjeros eventos adversos (mayoritariamente leves o moderados) en el 35% de los pacientes, frente a un 14% en los controles.

Las reacciones de supresión no están relacionadas con un simple caso de recurrencia del cuadro depresivo, ya que comienzan habitualmente de forma brusca al cabo de pocos días tras la suspensión del tratamiento (o tras un cambio de dosificación), resolviéndose también en poco tiempo (entre un día y tres semanas). Por el contrario, la recaída en la depresión raramente se produce durante la primera semana tras el abandono del tratamiento, tendiendo a desarrollarse de forma gradual y a hacerse crónica.

Los síntomas de supresión varían notablemente según el tipo de antidepresivo utilizado. Sin embargo, existe una pléyade de síntomas comunes para todos los antidepresivos. Entre ellos pueden citarse alteraciones gastrointestinales (náuseas, dolor abdominal, diarrea), alteraciones del sueño (insomnio, pesadillas), distrés somático general (sudación, letargo, cefalea), así como alteraciones afectivas (bajo estado de ánimo, ansiedad, irritabilidad).

Con los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) los síntomas más comunes es el vértigo y la fotofobia, así como diversas formas de parestesia (a veces experimentadas como sensación de descarga eléctrica).

Aunque estos síntomas pueden solaparse con manifestaciones de ansiedad y depresión, la mayoría de los síntomas de supresión son claramente diferenciables, entre otros motivos porque desaparecen rápidamente (un día) tras la reinstauración del tratamiento. Por el contrario, las recaídas depresivas responden más lentamente.

Aunque pudiera parecerlo, los síntomas de supresión brusca del tratamiento no implican la existencia de dependencia farmacológica, ya que esta última se caracteriza por la presencia de tolerancia, incapacidad para controlar el uso del medicamento y otras manifestaciones farmacológicas y psicológicas específicas que no se producen en los cuadros de supresión.

Las reacciones de supresión brusca de antidepresivos son importantes porque en algunos casos pueden conducir a cuadros severos que incluso puden cronificarse. Pero sobre todo, son importantes porque frecuentemente no son adecuadamente diagnosticadas y conducen a tratamientos inadecuados e incluso abiertamente contraproducentes.

La norma más común para suspender un tratamiento antidepresivo que haya durado más de ocho semanas consiste en  ir reduciendo la dosis a lo largo de un período no inferior a un mes. En cualquier caso, es especialmente importante informar a los pacientes acerca de esta cuestión.

Inhibidores no selectivos de la MAO (monoamino oxidasa)

Inhibidores de la MAO A (monoamino oxidasa)

Los IMAO se introdujeron en terapéutica al mismo tiempo que los antidepresivos tricíclicos clásicos, pero el potencial de interacciones con otros medicamentos y con alimentos ricos en tiramina los ha relegado al papel de medicamentos que se usan en los casos en que los antidepresivos tricíclicos y afines no estén indicados o no sean eficaces.

La eficacia general de los IMAO es comparable a la de los antidepresivos tricíclicos, pero hay subgrupos de pacientes que suelen responder mejor a ellos, como son la llamada “depresión atípica” o la acompañada de ansiedad intensa o fobias.

La mono-amino-oxidasa es un enzima ampliamente distribuida en el organismo. En la actualidad se acepta que hay al menos dos variantes (isoenzimas) de la MAO que se designan como MAO-A y MAO-B. Se diferencian en la distribución en el organismo y en el sustrato que catalizan (la MAO-A es selectiva hacia la noradrenalina y la serotonina, entre otros) pero las diferencias son muy relativas. La mayoría de los órganos tienen mezcla de las dos isoenzimas (en proporciones diferentes) y las dos pueden catalizar el metabolismo de las mismas aminas biógenas (unas quince): la selectividad se pierde al aumentar la concentración del sustrato.

Los IMAO tradicionales son inhibidores inespecíficos e irreversibles de la MAO, que mantienen el efecto hasta que vuelve a generarse el enzima (unas dos semanas). Más recientemente se han desarrollado inhibidores selectivos y reversibles, de forma que ahora nos encontramos en el mercado con los siguientes tipos de medicamentos:

–       No selectivos e irreversibles (IMAOS clásicos): Tranilcipromina

–       Inhibidores reversibles de MAO-A: Moclobemida

–       Inhibidores irreversibles de la MAO-B: Selegilina

El único IMAO clásico que permanece en el mercado es la tranilcipromina. No es precisamente el más deseable: tiene un incidencia bastante alta de crisis hipertensivas y una acción estimulante de tipo anfetamínico que puede inducir al abuso.

La moclobemida es un inhibidor específico y reversible de la MAO-A. Por consideraciones teóricas y experimentales, el hecho de ser reversible (no la especificidad) hace que sean menos probables las reacciones adversas por interferencia con alimentos y medicamentos, pero de momento no se puede asegurar que esté libre de ellas. La moclobemida es un fármaco poco experimentado y su papel en terapéutica no está definido aún. La eficacia parece semejante a la de los demás antidepresivos.

Los inhibidores selectivos de la MAO-B tienen acción antidepresiva muy débil. La selegilina se usa sobre todo en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson (ver grupo N04A).

CRISIS HIPERTENSIVAS CON IMAO

La capacidad de los IMAO de inhibir de forma total y no selectiva la monoaminooxidasa favorece la acumulación en el organismo de aminas vasopresoras exógenas pudiendo dar lugar a crisis hipertensivas. Es posible esta interacción con muchos medicamentos y con alimentos ricos en tiramina. La incidencia y gravedad del fenómeno es menor de lo que se creyó en otros tiempos, pero el paciente debe ser cuidadosamente instruido sobre los medicamentos y alimentos que debe evitar. Se resumen a continuación los más importantes:

Medicamentos

Levodopa, 5-hidroxitriptofano, antidepresivos tricíclicos, anfetaminas y anorexígenos tipo anfetamínico, cafeína en grandes dosis. Simpaticomiméticos (efedrina, fenilefrina, etc.: cuidado con los medicamentos sin receta para afecciones respiratorias).

Alimentos:

Quesos fermentados, incluyendo los suizos (Gruyere, Emmenthal), Brie, Camembert, etc.

Salazones, embutidos curados, extractos y concentrados de carne, pasas e higos secos, habas, chocolate, cerveza, vinos aromáticos (especialmente jerez) y vinos tintos. Gran cantidad de cafe o té.

La interacción puede producirse hasta dos semanas después de haber suspendido el tratamiento.

Antipsicóticos: Litio

El medicamento de elección contra la enfermedad maníaco-depresiva es el litio, usualmente en forma de carbonato. El mecanismo de acción es desconocido, pero es capaz de mejorar tanto la fase maníaca como la depresiva.

La eficacia en manía es del orden del 70-80%, comenzando el efecto a la una o dos semanas del inicio del tratamiento. La sintomatología relacionada con el humor es la que mejor responde, la agitación y la hiperactividad se tratan mejor con neurolépticos.

En la fase depresiva de la depresión bipolar, la acción es semejante a la de los antidepresivos clásicos, tanto en índice de eficacia como en tiempo de comienzo de acción (dos a cuatro semanas). Sin embargo en depresión unipolar la eficacia del litio es inferior a la de los antidepresivos. Sólo se utiliza como terapia aditiva en caso de fracaso del tratamiento principal (ver el apartado Tratamientos alternativos en el grupo N06AA).

La terapia de mantenimiento con litio permite la estabilización del humor de los pacientes, pero los síntomas revierten con rapidez al suspender el tratamiento. Las posibles pérdidas de control se resuelven añadiendo un neuroléptico o benzodiazepina en episodios de manía o un antidepresivo en las fases depresivas, sin suspender la medicación de base.

El principal inconveniente del litio es que el margen terapéutico es muy estrecho. Tiene una importante panoplia de efectos adversos que dependen de los niveles plasmáticos del ión. La dosificación se establece controlando niveles plasmáticos y hay que estar siempre alerta ante posibles interacciones medicamentosas que puedan modificar los parámetros farmacocinéticos (diuréticos, antiinflamatorios, etc.). Es prudente reservar el tratamiento a unidades especializadas.

Las alternativas al litio son poco satisfactorias. La carbamazepina (ver grupo N03AF) tiene acción estabilizante del humor, pero parece perderla en tratamientos continuados. El valproato sódico puede ser efectivo en episodios agudos de manía.

El contenido aquí mostrado corresponde a BOT (base de datos de medicamentos en España 2002), que aunque está relacionado con medicamentos de uso humano, puede resultar muy útil para la medicina veterinaria de pequeños animales.

Acerca de Maria del Mar Griñán Pastor

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