La fosfatasa alcalina, conocida por sus siglas ALP, AP o ALKP, es un grupo de metaloenzimas compuesta por varias isoenzimas e isoformas, y asociada a las membranas plasmáticas de numerosos tipos celulares en diferentes órganos. Así, en el perro y el gato se ha identificado una isoenzima de la ALKP hepática, localizada en la membrana canalicular de los hepatocitos, una isoenzima de ALKP de origen óseo y asociada a los osteoblastos, una isoenzima de ALKP intestinal y una isoenzima de la ALKP inducida por los corticosteroides, localizada en la membrana sinusoidal de los hepatocitos y, esta última, presente únicamente en el perro. Además, existen otras isoformas de la ALKP en otros tejidos, como la ALKP renal y la ALKP placentaria. La determinación específica de cada isoenzima e isoforma requiere técnicas complejas, caras y poco automatizables, por lo que se emplean casi exclusivamente en investigación.
La actividad plasmática de la ALKP total es la suma de las actividades de las isoenzimas e isoformas liberadas al plasma. Sin duda, las de mayor contribución a la actividad plasmática son la ALKP hepática, la ósea y la inducida por los corticoides en el caso del perro. El resto, o se encuentran en escasa concentración en los tejidos, o poseen un tiempo de vida medio plasmático muy reducido, o se eliminan al exterior (por ejemplo, la isoenzima renal) no causando incrementos significativos en la actividad plasmática total de la ALKP.
Los perros jóvenes, sobretodo los de razas grandes y que están en fase de crecimiento rápido, a menudo tienen una actividad de ALKP ligera o moderadamente elevada por una mayor contribución de la isoenzima de origen óseo a causa de la elevada actividad osteoblástica (formación de hueso). El aumento en la actividad de la fosfatasa alcalina en perros con osteosarcomas se considera un signo de mal pronóstico (gran actividad osteoblástica en tumores de rápido crecimiento).
Los perros gerontes también suelen tener niveles algo elevados de la actividad de la fosfatasa alcalina a causa de una hiperplasia nodular hepática (isoenzima hepática), alteración anatomopatológica presente en numerosos perros de edad avanzada y de dudoso significado clínico. Muchos perros de mas de 10 años presentan valores de fosfatasa alcalina algo incrementados y no asociado a signos clínicos de disfunción hepática.
Sin duda, los mayores incrementos en la actividad plasmática de ALKP en el perro se observan en las enfermedades colestásicas (isoenzima hepática) y en enfermedades o patologías que causan incrementos medios significativos en los niveles de cortisol, como el síndrome de Cushing, situaciones de estrés o administración exógena de corticoides en cualquier vía de administración (estímulo de la síntesis y liberación de la isoenzima hepática e inducción de la isoenzima dependiente de los corticosteroides). En estas situaciones nos encontraremos con los incrementos de la actividad de ALKP mas dramáticos. La administración de anticonvulsivos y barbitúricos también pueden causar aumentos significativos en la actividad de la fosfatasa alcalina.
La interpretación de los niveles elevados en el paciente felino es muy diferente al perro. Los gatos no poseen la isoenzima de la ALKP inducida por los corticosteroides; y además el tiempo de vida medio de la actividad plasmática de la isoenzima hepática es muy reducida con respecto a la del perro (6 horas frente a las 70 horas en el caso del perro). A esto se suma la menor capacidad de síntesis de novo de isoenzimas hepáticas de ALKP que puedan contribuir a su incremento total plasmático en el caso del gato. En los felinos domésticos, la contribución de la isoenzima ósea en la actividad total de la ALKP es menor debido al menor crecimiento óseo. Todo esto indica que en el caso del gato, cualquier incremento en la actividad total de ALKP por encima de los valores normales, es destacable y puede ser clínicamente significativo; incluso incrementos significativos a partir de valores previamente determinados para un animal concreto, aunque se sitúen dentro del rango de referencia establecido.
El hallazgo de valores aumentados en la actividad de la fosfatasa alcalina en los gatos debe ser siempre motivo de posteriores investigaciones. En los gatos gerontes debe descartarse o confirmarse la presencia de un hipertiroidismo ya que, sobretodo en casos algo avanzados, cursan a menudo con aumentos en al actividad de fosfatasa alcalina a causa de la contribución de la ALKP de origen óseo por el incremento de la tasa metabólica. Asimismo, algunas patologías hepáticas también cursan con incrementos significativos en la actividad de la ALKP, en este caso debido a la isoenzima hepática. La actividad de la ALKP no aumenta de manera significativa en los procesos colestásicos leves o moderados felinos. Aunque puede aumentar en diversas patologías hepáticas (véase el diagrama de puntos), los incrementos mas significativos y con mayor frecuencia se observan en la lipidosis hepática, sobretodo en estados avanzados. En estos casos, es característico un aumento moderado o marcado en la actividad de la fosfatasa alcalina, junto con una actividad de la GGT (gamma glutamil transpeptidasa) normal o levemente aumentada.
Concluyendo, la fosfatasa alcalina es un marcador sensible de colestasis hepática en el perro, pero poco específico. Sin embargo, en el gato es un marcador muy específico, pero poco sensible; y a menudo los niveles de actividad plasmática de ALKP se incrementan en patologías ya avanzadas o terminales.