La creatinina es un producto nitrogenado de desecho procedente en su mayor parte del músculo. Se forma a partir de la transferencia de un grupo fosfato desde la fosfocreatina contenida en el músculo hacia una ADP, generando una molécula de ATP. Es una forma muy rápida de obtener energía durante el metabolismo anaeróbico del músculo.
La formación de creatinina depende casi exclusivamente de la masa muscular, y la cantidad producida cada día es constante en cada individuo. Se encuentra presente en todos los fluidos corporales, eliminándose por vía renal. La creatinina se filtra completamente a nivel del glomérulo renal y a lo largo de los túbulos de la nefrona no experimenta mecanismos de reabsorción, ni de secreción; por lo que prácticamente toda la creatinina que atraviesa el glomérulo se elimina con la orina. Estas dos particularidades de la creatinina, producción constante y eliminación total en orina de la cantidad filtrada, conlleva a que la concentración plasmática de creatinina permanezca relativamente constante en un mismo individuo y aumente casi exclusivamente al disminuir la tasa de filtración glomerular o el flujo sanguíneo renal.
En el perro y el gato, la determinación de la creatinina se solicita, habitualmente, para la evaluación de la función renal. Sin embargo, para la correcta interpretación de los valores anormales obtenidos, debemos descartar causas no renales de una disminución de la tasa de filtración glomerular o el flujo sanguíneo renal. El incremento de la concentración plasmática de creatinina (y también del BUN/urea) se denomina azotemia. Las causas del aumento prerrenal de creatinina incluyen la deshidratación, hipovolemia, insuficiencia cardiaca y shock. Algunos autores, sugieren que la ingesta de carne roja, la miositis o un trauma muscular intenso pueden aumentar los niveles de creatinina plasmática de forma transitoria, aunque su importancia es dudosa. Las causas postrrenales son la obstrucción de las vías urinarias y la rotura de vejiga y uréteres. La diferencia entre las causas prerrenales y renales puede establecerse en base a la determinación de la densidad urinaria (DU). Una orina hiperstenúrica (DU > 1,030 en el perro y DU > 1,035 en el gato) indica un azotemia prerrenal, mientras que una orina isostenúrica (DU entre 1,007 y 1,012) o mínimamente concentrada (DU entre 1,012 y 1,030) son indicativos de una azotemia de origen renal.
Niveles levemente aumentados de creatinina por encima del rango normal son indicativos de una importante disminución de la tasa de filtración glomerular (> 75%). Un paciente con valores crecientes de creatinina a lo largo del tiempo, incluso cuando se encuentran dentro del rango de referencia, pueden ser indicativos de enfermedad renal, siempre y cuando descartemos las causas prerrenales y postrrenales.
La depuración de creatinina o clearance de creatinina es una prueba que nos permite evaluar la función renal en pacientes no azotémicos, con interés para el diagnostico de la enfermedad renal en fases precoces. Esta prueba es complicada de realizar en el perro y el gato debido a la dificultad y riesgos de recoger el volumen total de orina producida en 24 horas.
La determinación del valor urinario de creatinina posee gran utilidad para medir la concentración relativa de otras moléculas en orina, independientemente de su grado de concentración, ya que tanto la concentración de la creatinina como de la molécula que deseamos medir, variarán en función de la concentración de la orina. Por ejemplo, el ratio proteína/creatinina urinario nos permitirá evaluar la cantidad de proteína presente en orina independientemente de su concentración. Otro ejemplo de interés, es el ratio cortisol/creatinina urinario, muy útil en medicina veterinaria para descartar un hiperadrenocorticismo.
El contenido libre de líquido en peritoneo a causa de la rotura de las vías urinarias (uroabdomen) puede diagnosticarse determinando la concentración de creatinina en el líquido y en el plasma. Si la concentración de creatinina en el líquido peritoneal es más de dos veces a su concentración en plasma puede establecerse un diagnóstico de uroabdomen. Es tales casos, es preferible emplear la creatinina como marcador en lugar de la urea, ya que la creatinina no difunde tan bien como la urea a través de las membranas celulares del peritoneo.
Concluyendo, la determinación de la concentración plasmática de creatinina, incluso cuando los valores se incrementan dentro del rango de normalidad en un mismo paciente, es de gran importancia para el diagnóstico de enfermedad renal, y justifica la realización de otras pruebas: BUN/urea, hemograma, electrolitos, urianálisis completo, Rx de abdomen y ecografía renal. Sin embargo, debemos tener siempre presente que el aumento de creatinina por causas renales y por encima del rango normal de referencia son indicativos de una pérdida del 75% en la función renal.